En nuestros hogares generamos una gran diversidad de residuos. Si colaboramos separándolos correctamente en casa, haremos posible que muchos de ellos se puedan reciclar y así contribuir a darles una segunda vida evitando que terminen en un vertedero.
En nuestros municipios disponemos de cuatro contenedores distintos: azul, amarillo, verde oscuro y verde claro (iglú), veamos unos apuntes sencillos del “qué y el cómo” deben depositarse los residuos en cada contenedor:
Contenedor de envases ligeros
En él deberás depositar solo envases de tres tipos: envases de plástico (botellas, bolsas, corcho blanco…), envases metálicos (latas, bandejas de aluminio…) y envases tipo brik.
Contenedor de vidrio
Este contenedor está destinado solo a envases de vidrio (botellas de vino, de cava, licores, etc., frascos de perfumes y tarros de vidrio para conservas, mermeladas, etc.).
Contenedor de papel-cartón
Deposita aquí todos los envases de cartón bien plegados (cajas de cartón, bolsas de papel…) y el papel de envolver, hojas, periódicos, revistas, cuadernos…
Contenedor de fracción resto
Para todos los residuos que no se reciclan, es decir, todo lo que no debemos depositar en ningún otro contenedor. Depositaremos juguetes, chupetes, pañales, cerámica, arena…
Contenedor de materia orgánica
Los residuos que se reciclan en el marrón procederán de restos de la comida, restos de plantas o podas. Hasta que no tengamos el contenedor marrón depositaremos en el gris los restos orgánicos.
Una vez que los residuos están depositados en su correspondiente contenedor, es el Consorcio el que se encarga de completar el proceso de recuperación y reciclaje de los materiales contenidos en los residuos. Unos camiones se encargarán de recoger por separado los residuos depositados en cada uno de estos contenedores, para llevarlos a la planta de selección donde se clasificarán correctamente por materiales, iniciándose a continuación su proceso de reciclaje.